
Al encontrarse Venus más cercano al Sol que la Tierra, siempre se puede
encontrar, aproximadamente, en la misma dirección del Sol (su mayor elongación
es de 47,8°), por lo que desde la Tierra se puede ver sólo unas cuantas horas
antes del orto, en unos meses del año, o después del ocaso, en el resto del
año. A pesar de ello, cuando Venus es más brillante, puede ser visto durante el
día, siendo uno de los tres únicos cuerpos celestes que pueden ser vistos de
día a simple vista, además de la Luna y el Sol. Venus es normalmente conocida
como la estrella de la mañana (Lucero del Alba) o la estrella de la
tarde (Lucero Vespertino) y, cuando es visible en el cielo nocturno, es
el segundo objeto más brillante del firmamento, tras la Luna.
Por este motivo, Venus debió ser ya conocido desde los tiempos prehistóricos.
Sus movimientos en el cielo eran conocidos por la mayoría de las antiguas
civilizaciones, adquiriendo importancia en casi todas las interpretaciones
astrológicas del movimiento planetario. En particular, la civilización maya
elaboró un calendario religioso basado en los ciclos astronómicos, incluyendo
los ciclos de Venus. El símbolo del planeta Venus es una representación
estilizada del espejo de la diosa Venus: un círculo con una pequeña cruz
debajo, utilizado también hoy para denotar el sexo femenino.
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