La masa de la Tierra es de
aproximadamente de 5.98×1024 kg. Se compone principalmente de hierro
(32.1%), oxígeno (30.1%), silicio (15.1%), magnesio (13.9%), azufre (2.9%), níquel
(1.8%), calcio (1.5%) y aluminio (1.4%), con el 1.2% restante formado por
pequeñas cantidades de otros elementos. Debido a la segregación de masa, se
cree que la zona del núcleo está compuesta principalmente de hierro (88.8%),
con pequeñas cantidades de níquel (5.8%), azufre (4.5%), y menos del 1% formado
por trazas de otros elementos.
El geoquímico F.W. Clarke calcula
que un poco más del 47% de la corteza terrestre se compone de oxígeno. Los
componentes de las rocas más comunes de la corteza de la Tierra son casi todos
los óxidos. Cloro, azufre y flúor son las únicas excepciones significativas, y
su presencia total en cualquier roca es generalmente mucho menor del 1%. Los
principales óxidos son los de sílice, alúmina, hierro, cal, magnesia, potasa y
sosa. La sílice actúa principalmente como un ácido, formando silicatos, y los
minerales más comunes de las rocas ígneas son de esta naturaleza. A partir de
un cálculo en base a 1672 análisis de todo tipo de rocas, Clarke dedujo que un
99.22% de las rocas están compuestas por 11 óxidos (véase el cuadro a la
derecha). Todos los demás se producen sólo en cantidades muy pequeñas.
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